sábado, 24 de mayo de 2025

Me declaro inocente.

 


Necesitan un culpable y yo soy el blanco perfecto. No tengo nada para defenderme, ni siquiera una buena coartada. Nadie me vio, no fui a ningún sitio ese día. Si soy culpable de algo, es de haberla conocido.

En un momento de mi vida, ella me socorrió, pero luego se volvió pesada. Demasiadas preguntas incómodas. Quería saberlo todo de mí, y yo sólo quería que cerrase la boca. ¡Maldita vieja! Me alegra saberla callada para siempre.

Alguien tiene que hacer el trabajo sucio. La gente es hipócrita: se queja por todo, y luego no hace nada. Van a trabajar como resignadas hormiguitas, para después despotricar contra sus jefes. Y cuando alguien hace lo que hay que hacer, se llevan las manos a la cabeza y hacen aspavientos con sus caras huecas. ¡Esas putas cucarachas no se merecen vivir!

Ahora, van tras mis pasos, a la caza de un culpable, porque no tienen a otro pringado más a mano.

Vivimos en un mundo al revés donde a los valientes, a los que se atreven a dar el paso, se los criminaliza; y a los cobardes, se los sube a un pedestal.

No sé cuánto tiempo tardarán en encontrarme. Me queda tomar una

decisión: ir a la cárcel o morir matando. Pero tome la decisión que tome, me declaro inocente.

@ana.escritora.terapeuta.

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