domingo, 31 de agosto de 2025

La tuerca

 


Paseaba revuelta, con la bata torcida y el pelo en guerra. Su marido, absorto en arreglar el desagüe, ni se inmutaba. “¡Míralo!, la sangre de horchata!”, pensaba con inquina. Sus pasos se aceleraban al encuentro de un terremoto que lo sacudiera del sopor.

—¿Te parece bien que tu hijo flojee en los estudios?

—¿Qué quieres que hagamos, Matilde?

—¡Pues obligarlo! Quitárselo todo: dinero, pantallas, distracciones.

Una mosca cruzó zumbando. El silencio estalló como un cristal. Sintió arder su cabeza. Lo odió con todas sus fuerzas. Pero ¿qué estaba haciendo ese hombre?

—¡Manolo! ¿Estás loco o qué? ¿No te das cuenta?

—¿De qué? —preguntó mientras forcejeaba con una tuerca.

—¡Joder! Que de tanto apretarla la vas a estropear.

—Igual que con tu hijo.


@ana.escritora.terapeuta

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