lunes, 23 de diciembre de 2024

La estampida

 




Sinopsis: todo marcha sobre ruedas, somos muy chupiguay y nos hemos adaptado superbién al hábitat grupal, pero qué pasa cuándo sacamos los pies del tiesto.

Da igual lo que hicieras, tu proeza es lo de menos. Es más, en tu fuero interno tú no deseabas dar el cante. Te dejaste llevar y cantaste fuera de tono. No era ni el sitio ni era el tono. Ahora lo sabes y te sientes a contracorriente y en la peor situación.  Puede que fuera en una reunión del AMPA o en una reunión inicial de principio de curso, el caso es que sacaste los pies del tiesto, pisaste a fondo el acelerador y dijiste lo que pensabas a tumba abierta. Luego, a solas en la intimidad del hogar, sentiste las flechas de las miradas en tu corazón, y te estremeciste de pies a cabeza. —Bueno—tratas de decirte—, no habrá sido para tanto. Seguro que son solo aprehensiones mías—. 

    Al día siguiente, con tu hija de la mano, a la puerta del cole, te encuentras con las miradas, con los silencios recortados y con rostros crispados.  Sientes por dentro un frío que te cala los huesos, y te marchas con pocas palabras y apurando el paso. Por el camino te encuentras con la desagradable sorpresa de que quienes te habían hecho hueco para un ratito de café con risas se hacen a un lado como si tuvieras la peste, o desvían la mirada. Ya eres persona non grata. Da igual lo que hagas, da igual lo que digas. 

    A partir de entonces, hay un antes y un después. ¿Tan malo fue?, te preguntas. Y no, no es esa la pregunta que has de hacerte. El único crimen que cometiste, si es que se le puede llamar crimen, es romper la inercia de lo esperado porque en la orquesta social todo está reglado: los tiempos, los mensajes, el tono, los gestos. ¿Tan simple? Sí, tan simple pero tan cierto. Y no, no es nada personal. Te pilló a ti como le hubiera podido pillar a cualquiera. ¿Y tan malo es desentonar? Pues no, no lo es en absoluto, pero no está bien visto. 

    Ahora, la que quiere pisar el acelerador para llegar al fondo del asunto soy yo. ¿Qué mecanismo psicológico subyace a tal reacción en cadena?  Es un mecanismo de defensa que se dispara automáticamente para hacer frente a un miedo atávico: El miedo a quedar fuera del rebaño. “Los seres humanos vienen a este planeta con dos poderosas necesidades emocionales: encontrar conexión y evitar el rechazo” (Yo soy suficiente, Marisa Peers, hipnoterapeuta). 

    Tenemos marcado a fuego la pertenencia a un grupo porque para nuestros antepasados el grupo era una garantía para asegurar su supervivencia. Tanto es así, que el peor castigo que se podía infringir a un ser humano era la exclusión de la tribu. Sin grupo no era posible sobrevivir. De modo que esa es la razón fundamental a por qué sacar los pies del tiesto conlleva a una serie de reacciones dentro de un grupo, y más en contextos tan cerrados como el escolar, donde hay una jerarquía y unas normas bien definidas, y donde lo que se espera es adhesión y obediencia. 

    ¿Y qué hacemos si ya la hemos liado? Pues quitarle hierro al asunto, respirar hondo, aprender de la situación, y hacer un brindis al sol: nada ni nadie puede amargarnos la vida si nosotros no se lo permitimos. El buen humor también es nuestro aliado; podemos hacer el papel de nuestra vida, y elevarnos por encima de todo, mostrando nuestra mejor versión. Todos tenemos derecho a equivocarnos y sacar los pies del tiesto. No pasa nada porque por encima de todo tenemos que querernos y creer en nosotros mismos.

Dedicado a todas las exiliadas que se atrevieron a romper con los límites establecidos.

Fdo: Ana Cristina González Aranda.

@ana.escritora.terapeuta.


1 comentario:

  1. Me encanta. Refleja claramente situaciones que nos ocurren a lo largo de nuestra vida.
    En algún momento nos hemos encontrado así y como bien dice; debemos seguir adelante con nuestra mejor versión.
    Nunca debemos permitir que por opinar o defender ,nos pretendan aislar y anularnos como personas.
    Los obstáculos han de hacernos más fuertes.

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